¡Atención a todos los amantes de la vida al aire libre, a los que disfrutan de cultivar sus propias verduras y a los que saben apreciar la magia de un buen huerto! ¿Se han puesto a pensar alguna vez en los bichitos que viven entre las plantas? ¡Sí, esos pequeños aliados que son clave para mantener nuestro espacio verde en perfecto equilibrio!
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No todos los bichos presentan una amenaza para las plantas, muchos son beneficiosos y se consideran amigos del huerto, y absolutamente todos cumplen alguna función. Por ejemplo, los insectos son de vital importancia para la vida en el planeta, la cadena trófica y la polinización de nuestro propio alimento. Una de cada dos especies en el mundo es un insecto; y son tan abundantes que, pese a su tamaño individual, la biomasa de este grupo supera la de todos los vertebrados juntos.
El huerto orgánico busca y promueve la prevención, el control y la gestión de esta vida en los cultivos, antes que su eliminación o erradicación. Los insectos son fundamentales también para llevar a cabo la polinización, un proceso con una importancia crucial para el correcto funcionamiento de los ecosistemas, la conservación de la biodiversidad y la producción de alimentos. Alrededor del 75% de las plantas cultivadas de las que nos alimentamos dependen de la polinización que realizan los insectos u otros animales para producir frutos sanos y semillas.
A escala doméstica es posible atraer a los insectos polinizadores plantando e intercalando distintas plantas ornamentales y aromáticas en el huerto —lavanda, anís, borraja, tomillo, dalia, salvia, caléndula, albahaca, prímula, verbena, orégano, siempreviva, romero, campanilla, equinácea, petunia, manzanilla, consuelda, crisantemo, margarita, cosmo y copete—, al igual que propiciando refugios —hoteles de insectos. Abejas, abejorros y avispas parasitarias (Himenópteros): las abejas y abejorros polinizan las flores para que fructifiquen, mientras que las avispas inyectan sus larvas parasitarias dentro de crisálidas, pulgones u otros insectos dañinos. Para atraerlos se plantan flores de distintos tamaños, colores y épocas de floración.
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Abejas, abejorros y avispas parasitarias (Himenópteros): las abejas y abejorros polinizan las flores para que fructifiquen, mientras que las avispas inyectan sus larvas parasitarias dentro de crisálidas, pulgones u otros insectos dañinos. Para atraerlos se plantan flores de distintos tamaños, colores y épocas de floración.
Escarabajos, luciérnagas y mariquitas (Coleópteros): los escarabajos se alimentan de pequeños insectos, trips y hasta diminutos caracoles, mientras que las mariquitas o San Antonios son grandes devoradores de pulgones. Las luciérnagas o bichitos de luz son muy sensibles a ambientes contaminados o alterados por lo que cuanto más natural y salvaje el huerto, mejor; sus larvas se alimentan de pequeños caracoles y babosas.
Ácaros y arañas (Arácnidos): las arañas se alimentan de insectos plagas atrapandolos con sus redes, mientras que los ácaros se alimentan principalmente de la araña roja y los trips. Muchas veces están ligados a la flora arvense —la flora asociada a los cultivos mal llamadas malezas o malas hierbas.
Mariposas y polillas (Lepidópteros): si bien polinizan y son muy atractivos para un huerto florido, pueden resultar una amenaza ya que dejan huevos de orugas y gusanos, que luego comen ciertas plantas.
Moscas, sírfidos y mosquitos depredadores (Dípteros): las primeras se alimentan de materia orgánica en descomposición, mientras que los mosquitos depredadores comen principalmente pulgones.
Chinches depredadoras (Hemípteros): se alimentan de un gran número de insectos —sobre todo pulgones— y los daños que producen en las plantas son mínimos.
Grillos (Ortópteros): se trata de los primos buenos de las langostas y saltamontes. En estado larvario se alimentan de áfidos y cuando se vuelven adultos, solo de restos vegetales e insectos muertos.
Crisopas y hormigas león (Neurópteros): los adultos son delicados de color verde, de cuerpo alargado con grandes alas transparentes y ojos rojizos. Se alimentan de otros insectos causantes de plagas como pulgones, trips, huevos de mariposa, arañas rojas.
Libélulas y caballitos del diablo (Odonatos): están muy vinculados a las zonas donde hay presencia de agua ya que se crían en ella —asociadas a cursos de agua y estanques aunque también aparecen anunciando lluvias y tormentas. Se alimentan de pequeños insectos que los cazan al vuelo.
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Mantis religiosa o tata-dios (Dictiópteros): se observan en verano cerca de luces y focos. Se alimentan exclusivamente de insectos comedores de plantas como saltamontes y langostas, aunque también comen moscas y mosquitos.
Ciempiés y milpiés (Geofilomorfos): se mueven rápidamente sobre el suelo, alimentándose de larvas, babosas y pequeños insectos. Para promoverlos es necesario tener un suelo con buen nivel de materia orgánica.
Lombrices de tierra (Anélidos): las lombrices airean la tierra, mejorando la filtración del agua y la aireación, compostando y descomponiendo la materia orgánica —sobre todo las variedades rojas. Hay que mantener buenos niveles de materia orgánica y humedad.
Ranas y sapos (Anuros): asociadas a ambientes húmedos, cursos de agua y estanques ya que su ciclos de vida depende de ello. Se alimentan de todo tipo de insectos, pero también larvas, babosas y caracoles.
Pájaros: si bien muchos pueden resultar una amenaza porque comen las semillas de la siembra y picotean los frutos —sobre todo las bayas—, otros son necesarios para polinizar ciertas flores —como el guayabo del país. También se alimentan de gusanos e insectos dañinos.
(Extraído del libro HUERTAS, Garage Gourmet, Grijalbo, 2021)